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Mercadona india
El vagabundo levantó al Sr. Gash por las axilas y lo lanzó de cabeza contra la parrilla del Buick. El Sr. Gash se desplomó en un mugriento montón desnudo en el suelo, y habría preferido permanecer allí indefinidamente hasta que su multitud de ardientes dolores disminuyera. El vagabundo, sin embargo, tenía otros planes.
Le dolía el pecho donde Rahl el Oscuro le había quemado. Cuando se levantó y se tocó la venda, por fin se dio cuenta de que las ráfagas de nieve habían cesado. Las nubes bajas y dispersas se habían roto en algunos lugares, dejando que los rayos de sol brillaran a través de ellas. La hierba era de un marrón plano y muerto, y las nubes de un gris apagado y muerto. El paisaje era una extensión vacía e incolora.
Jarnauga asintió, como un maestro a un alumno. Ese era su nombre entre los primeros hombres del oeste, mucho antes de que Hem construyera el Taig en Hernysadharc. Así sobreviven trozos de la verdad más antigua en las historias que los niños escuchan en sus camas, o que los soldados y cazadores comparten alrededor de una hoguera. Pero Hidohebhi era su nombre Sithi, y era más poderosa que cualquiera de sus hijos. En la matanza de ella, que se convirtió en una larga y famosa historia, el hermano de Ineluki, Hakatri, resultó horriblemente herido, quemado por los terribles fuegos del gusano. No hubo cura para sus heridas ni para su interminable dolor en todo Osten Ard, pero tampoco murió. Por fin, el rey le hizo subir a un barco con su sirviente de mayor confianza, y se alejaron por el océano hacia el Oeste, donde los Sithi esperaban que hubiera una tierra más allá del sol poniente, un lugar sin dolor, donde Hakatri pudiera volver a estar entero.
¿Qué combustible se utiliza en los aviones?
Ávila se quedó congelada en la postura de un espantapájaros. Tenía miedo de parpadear. Entre bocado y bocado, el gran gato levantaba la vista, bostezaba, se lamía las patas, se sacudía los mosquitos de la melena. Avila se fijó en una etiqueta azul sujeta a una de sus orejas, pero eso no era importante.
Por las paredes reforzadas y la observación a distancia. Los ingenieros trabajan en una sala contigua, pero cinco pies de acero y hormigón los separan. Manejan y observan la TDV mediante un circuito cerrado de televisión; de hecho, observan no sólo la propia sala de operaciones, sino el pasillo que conduce a ella y el almacén y el refugio antinuclear: todo lo que hay en ese nivel del sótano.
El Sr. Pritchard regresó a la oscura sala para anunciar que la cena estaba servida. Entonces Vernon apagó los trenes y dijo: “Ven conmigo, Cory”, y yo le seguí mientras papá iba con el mayordomo. Entramos en una sala en la que había armaduras, y había una larga mesa con dos puestos, uno enfrente del otro. Vernon me dijo que eligiera un asiento, así que me senté donde podía ver a los caballeros. En unos minutos entró Gwendolyn, llevando una bandeja de plata, y así comenzó una de las cenas más extrañas de mi vida.
Cómo vuela el avión
Vista la Directiva 2003/87/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 13 de octubre de 2003, por la que se establece un régimen para el comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero en la Unión y por la que se modifica la Directiva 96/61/CE del Consejo(1) y, en particular, su artículo 18 bis, apartado 3, letra b),
(2)Directiva 2008/101/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de noviembre de 2008, por la que se modifica la Directiva 2003/87/CE con el fin de incluir las actividades de aviación en el régimen comunitario de comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero (DO L 8 de 13.1.2009, p. 3).
(3)Reglamento (CE) nº 748/2009 de la Comisión, de 5 de agosto de 2009, sobre la lista de operadores de aeronaves que han realizado una actividad de aviación enumerada en el anexo I de la Directiva 2003/87/CE a partir del 1 de enero de 2006, en el que se especifica el Estado miembro responsable de la gestión de cada operador de aeronaves (DO L 219 de 22.8.2009, p. 1).
Quién vuela un avión
Las aerolíneas de bajo coste llegaron para “democratizar” el transporte aéreo. Se puede decir que Catch a Jet intenta hacer algo parecido con la aviación ejecutiva. Ofrecen vuelos en un jet privado con un ahorro de hasta el 75% respecto a las tarifas que se manejan en este nicho de mercado que crece como la espuma, especialmente en Mallorca. Lo definen como lujo asequible.
En los últimos días era posible reservar un vuelo entre la isla y Alemania por 950 euros para seis personas. Por cabeza eran menos de 160 euros por vuelo. Esto es lo que promete Catch a Jet, lujo para “todos”.
¿Cómo es posible? Pues porque se trata de reservar aviones privados que vuelan vacíos, es decir, que han sido alquilados por quien se lo puede permitir a precio de mercado y cuando van a recoger al cliente o una vez que lo han dejado en su destino -han sido fletados para un solo viaje- no llevan pasajeros a bordo y esta aplicación busca rentabilizarlos.
Cada año operan alrededor de 300.000 vuelos de jets privados sin pasajeros hacia o desde Europa, porque por ejemplo regresan a su base de operaciones tras dejar a un cliente. Y por eso el holandés Chris Kuiper ha lanzado esta start-up con sede en Holanda.
